Para Jean Piaget[1] la enseñanza se produce "de adentro hacia afuera" esto implica un protagonismo total del discente pues es precisamente él quien construye y da sentido al aprendizaje. Para él la educación tiene como finalidad favorecer el crecimiento intelectual, afectivo y social del niño, pero teniendo en consideración que ese crecimiento es el resultado de unos procesos evolutivos naturales. La acción educativa, por tanto, ha de estructurarse de manera que favorezcan los procesos constructivos personales, por los cuales opera el crecimiento. Las actividades de descubrimiento deben ser por tanto, prioritarias. Esto no implica que el niño tenga que aprender solo sino con una guía pedagógica estimuladora que permita la iniciativa del educando.
Las implicaciones del pensamiento piagetiano en el aprendizaje inciden en la copncepción constructivista del aprendizaje. Los principios generales del pensamiento piagetiano plantean que los objetivos pedagógicos deben, además de estar centrados en el niño, partir de las actividades del alumno, que la metodología primaria vendrá ligada al método de descubrimiento, que el aprendizaje es un proceso constructivo interno de reorganización cognitiva, que la experiencia física supone una toma de conciencia de la realidad que facilita la solución de problemas e impulsa el aprendizaje, y que los seres humanos aprendemos y concomeos nuestra realidad de diferentes formas según nuestro desarrollo por lo que plantea varias etapas como la sensoriomotra, preoperacional, pensamiento concreto, abstracto y formal; por lo que nuestro pensamiento se va estructurando a través de la experiencia propia con los sentidos, el movimiento, con la exploración del mundo circundante y la estructuración de esquemas mentales.
[1] Wadsworth, Barry. Teoría de Piaget del desarrollo cognoscitivo y afectivo. Editorial Diana. Mexico,1989.